3º Edición de Cuentos Eróticos, Biblioteca de Tabaiba, El Rosario.

El pasado viernes 29 de junio, en la Biblioteca de Tabaiba, perteneciente al municipio del Rosario, tuvo lugar su 3ª Edición de Cuentos Eróticos. 75 asientos vacíos esperaban a sus invitados, ansiosos, mientras el ajetreo de las copas, ocupando su puesto, y el crujido del hielo que mantenía en la temperatura adecuada al vino blanco, animaba el ambiente. Un ambiente insuperable, entre libros, sobre el mar, como si estuviéramos en un barco a punto de zarpar.

Y zarpamos con el “barco” lleno de pasajeros, pasadas las 20:30 horas, con una cata sencilla y sugerente dirigida por Fran, un representante de las Bodegas Presas Ocampo. La “Seducción”, que así se llamaba el vino que rondaba por los paladares del público, ya estaba más que presente en la sala cuando Rubén Díaz se sentó en la butaca para introducir, con su guitarra, un espectáculo de cuentos dispuesto a recorrer las historias de pareja, desde que el amor nace hasta que muere, o tal vez, se hace eterno más allá de la vejez. Así que, cuando llegó mi turno de entrar en escena, no pude evitar decir en voz alta lo que pensaba: “ver la biblioteca llena, me pone”. Ellos, ellas, rieron, y con esta frase profunda se inició la relación perfecta.

Cuando entras en comunión con el cuento, con tu compañero de escena, con la gente que te escucha, que te mira, que te sigue, se produce un espacio de intimidad, de suspensión en el tiempo y en el espacio, inquebrantable. La presencia absoluta en el momento,  activa los sentidos a flor de piel y se produce la catarsis, el éxtasis. Historia tras historia, mezclando la verdad con la mentira, el recuerdo con la ensoñación, me desnudaba libre y plena, siendo cómplice y compañera. Las palabras y la música nos llevaron  al destino de nuestra travesía sobre el mar del verano recién nacido, al abrazo final, al acto de amor sincero, con un público entregado a la vida que sucedía en aquel instante que duró una hora y 10 minutos.

“Amor, humor y otras cosas imposibles” es un espectáculo que me acompaña desde hace  casi 20 años. Lo he hecho en bares, en festivales, en teatros, sola o acompañada del arte musical de Rubén. Hacía mucho que no pisaba la escena con él y el reencuentro fue maravilloso y apasionado. Cuando conoces tanto las historias que cuentas, producto de las veces que las has contado, corres el riesgo de que se enquisten, se hagan mecánicas, pierdan sentido;  pero si dejas que se filtren en tu yo de ahora nacen otras, porque el punto de vista, lo que opinas de ellas, lo que cuentas, expresas y transmites, no es lo mismo con 20 años que con mis recién cumplidos 40. El redescubrimiento fue fascinante, ellas (las historias) y yo nos miramos a los ojos, sonreímos al reconocernos, a pesar del paso del tiempo, brindamos y de la mano iniciamos una nueva aventura.

Gracias a todos y a todas las que asistieron por regalarme esta noche de pasión. Gracias a Rubén Díaz por “navegar” conmigo siempre. Gracias a María Cruz, una bibliotecaria bella e intrépida por dejarse seducir por este maridaje de palabras y música al aire. Gracias a los autores de las historias que cuento, por darme tanto en mi propio relato.